Greenpeace siempre está ahí

>> 09 mayo 2011



Esta misma tarde ha llegado a mis manos un anuncio muy atrayente. Se trata de un spot que Greenpeace realizó en Francia hace ya algún tiempo, pero que todavía tiene un efecto apabullante cuando lo ves. ¿Qué publicita? Pues la lucha eterna contra la contaminación de las aguas.

Con tan solo una docena de planos, un único personaje y 45 segundos de spot, Greenpeace consigue transmitir un vacío tremendo al espectador. Por un lado, no existe ninguna canción melancólica que ornamente la situación, de modo que sentimos el anuncio más cercano, más real. Por el otro, destaca el único sonido de los intermitentes de un coche, cuyo tic-tac hace que el receptor del anuncio sienta la necesidad imperiosa de saber qué es lo que el personaje está haciendo, de saber qué está pasando allí donde la cámara no llega. Y no olvidemos los sonidos tenebrosos del final, sin duda amenazadores de tormenta, que simbolizan el petróleo repartido en pequeñas partículas a lo largo de millones de centímetros cúbicos de agua salada.

El texto final nos ayuda a entender el anuncio y nos da el porqué de su realización. Todos tenemos conciencia de la contaminación de las aguas pero ninguno conoce el problema a la perfección. Greenpeace nos lo dice: 6.000.000 DE TONNES DE PÉTROLE DEVERSÉES EN MER CHAQUE ANNÉE. El anuncio se convierte en una breve historia que, como muchas de ellas, acaba con una pequeña moraleja.

Es un spot lleno de connotaciones negativas. Seguramente lo más interesante sea el hecho de haber escogido un paisaje tan tranquilo y a la vez virginal para realizarlo, un lugar vacío y limpio: una playa en pleno invierno. Una atmósfera melancólica complementada, además, con una selección de colores desaturados y grises. Un acierto.



Alba Bayés (Calderón de la Barca)

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