Coplas de don Álvaro J por la muerte de su inspiración

>> 08 mayo 2011





Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte (la inspiración, por favor)

Me lanza una mirada impertérrita. Un picor en la nuca me recuerda la insoportable levedad del ser. Lo cojo, lo alzo y lo miro del derecho, del revés, con un ojo cerrado y haciendo el pino-puente. Y ahí sigue. Lo pincho y lo rasgo y lo araño. Y nada, mi hoja en blanco sigue sin darse por aludida. "Tienes que ser mi próxima entrada para el blog", le digo. Me lanza un gruñido con desdén; yo me doy por vencido. Me voy a ver el Sálvame, seguro que de ahí saldrá algo más provechoso, o al menos aprenderé como batirme en duelo en estos tiempos modernos.

Para los pobres mortales como yo que no tenemos subscripción premium a las musas y vivimos de los beneficios -cada vez más escasos- que nos proporciona la cuenta freemium, aquí van un par de consejos que seguro serán útiles.

Desde el dadaísmo y el surrealismo nos llegan técnicas que revolucionaron el ámbito de la lengua y sobre todo el campo de técnicas creativas. André Breton y sus amigotes se subieron al carro de esta transformación estética, cultural y artística que aún hoy tiene un peso fundamental. La primera y una de las técnicas más sencillas es la escritura automática. ¿Que en qué consiste? Más o menos en transcribir con palabras lo que hacemos mientras hablamos por teléfono y tenemos un boli en la mano. ¿Quién no ha acabado con un papel lleno de garabatos sin sentido después de una conversación telefónica? No es más que liberar la mente de las barreras, muros y alambradas que se imponen al inconsciente. 

Para los que sean unos manitas y hayan crecido con Art Attack, existe la técnica de los poema-collages. Con la ayuda de un par de artículos de revista, unas tijeras y pegamento, se consiguen creaciones estrafalarias. Es tan sencillo como colocar todos las palabras recortadas en una bolsita, irlas sacando con cuidado y pegarlas por el orden en que han salido. El poema será la viva imagen de usted. Y usted será 'un escritor infinitamente original y de una exquisita sensibilidad, aunque el vulgo no lo comprenda'.1

Si vivís en un piso de estudiantes, convenced a vuestros compañeros para jugar a los cadáveres exquisitos. No os equivoquéis, no tiene nada que ver con nuestra querida duquesa de Alba. Basta con apuntar una frase y doblar el papel para que el siguiente no pueda leerla. Éste deberá escribir otra, y así sucesivamente. De este modo fue como surgió el título de la técnica: « Le cadavre - exquis - boira - le vin - nouveau ». Otra variante de esta técnica consiste en escribir una pregunta, ocultarla y que el siguiente jugador anote una respuesta aleatoria. 


Obviamente, estas técnicas siempre pueden amenizarse con sustancias psicotrópicas varias -ganchitos, aceitunas y refrescos varios, me refiero-.




1. Tristán Tzara en: Siete manifiestos Dadá.

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